3 fotogramas,
La realización de los fondos, los vestuarios y el tratado de las imágenes, para hacer que el espectador se sumerja en aquella década, son fascinantes y brillan por sí solos. Pero por mi parte parece que le falta algo más de alma, algo que diga "otra genialidad de Woody Allen". A pesar de ello, es una película que se puede ver en cualquier momento sin ningún reparo, ya que como digo es entretenida y amena. Así pues, le voy a otorgar 3 fotogramas, porque quizás sería una de esas películas que tendría en mi colección pero no para verla una segunda temprana vez.
Wonder Wheel
El próximo 22 de diciembre llega a las salas de cine españolas, el último proyecto del aclamado director Woody Allen. El director de cintas como Blue Jasmine, Midnight in Paris o Café Society, llega ahora con Wonder Wheel, la cual ha sido coproducida con Gravier Productions y Amazon Studios.
Nueva York, años 50. Las vidas de cuatro personajes se entrelazan en medio del bullicio del parque de atracciones de Coney Island: Ginny (Kate Winslet), una ex actriz emocionalmente volátil que ahora trabaja como camarera; Humpty (Jim Belushi), el operador de la famosa noria y marido de Ginny; Mickey (Justin Timberlake), un apuesto y joven socorrista que sueña con convertirse en escritor; y Carolina (Juno Temple), la hija de Humpty, que se esconde de unos gangsters en el apartamento de su padre. Una historia de pasión, violencia y traición.
En este drama de la década de 50, el director nos ofrece cuatro historias en un escenario pequeño. Es como si se estuviera viendo una obra de teatro, ya que comienza con un narrador que habla de cara al espectador. Aquí es donde hace su intervención Justin Timberlake, quien será el encargado de introducir al espectador en la historia y narrarle ciertos momentos.
La llegada de Carolina a la vida de su padre hará que todo su entorno cambie en un visto y no visto. Mientras que deberá rehacer su vida en Coney Island, Carolina también tendrá que enfrentarse a su nueva vida familiar. No le será nada fácil vivir con la mujer con la que está su padre. Interpretada por Juno Temple, desde que entra en escena, Carolina es el principal personaje a tener en cuenta en esta intrincada y particular historia.
Por otro lado Kate Winslet vuelve a dejar una buena actuación, en esta ocasión como Ginny, la esposa de Humpty. Su personaje pasa por varias crisis, y no sabe hacia qué camino llevar su vida. Desea muchas cosas pero no obtiene el resultado que ella quiere. Esto la llevará a complicar más su relación amorosa formal y también en parte familiar.
Jim Belushi, al cual hacía tiempo no se le veía en la gran pantalla, sin entrar a comentar su estado actual, hay que decir que como actor sigue dando la talla. Y con el papel de Humpty no se queda atrás, ya que se ve un padre muy preocupado por hacer todo lo posible por salir adelante y solventar todos los problemas de su familia.
Como se ha comentado antes, la película es como si se asistiera a una obra de teatro y se viera muy de cerca. Los predominantes primeros y terceros planos hacen que la acción vaya tomando diferentes carices. Es más, la cámara se dedica más a perseguir a los personajes con esos tipos de planos. Eso sin contar las veces que el narrador habla al espectador.
La película tiene un ritmo que hace que sea llevadera, en el sentido de que durante los 100 minutos que dura, el público se quedará a la espera de que acabe sin aburrirse. Para ello, el hilo conductor de la historia y su genial banda sonora, aunque no muy variable, de la época de los 50 son dos elementos fundamentales.
En cierta medida, he de decir que me estaba recordando más a una película de Wes Anderson que a una de Woody Allen. Esto es por la característica "prisa" que parecen tener los personajes, donde casi no paran a meditar. A pesar de que el director haya puesto mucho empeño en este proyecto, ni de lejos es una de sus mejores películas y quizás no entre dentro de las más destacables. Es disfrutable y es entretenida, pero parece que se queda a medio camino de su verdadera intención. Yo sentí estar viendo una película a la que le faltaban cosas, ya no detalles característicos de Allen, pero sí para que me convenciera más.
Nueva York, años 50. Las vidas de cuatro personajes se entrelazan en medio del bullicio del parque de atracciones de Coney Island: Ginny (Kate Winslet), una ex actriz emocionalmente volátil que ahora trabaja como camarera; Humpty (Jim Belushi), el operador de la famosa noria y marido de Ginny; Mickey (Justin Timberlake), un apuesto y joven socorrista que sueña con convertirse en escritor; y Carolina (Juno Temple), la hija de Humpty, que se esconde de unos gangsters en el apartamento de su padre. Una historia de pasión, violencia y traición.
En este drama de la década de 50, el director nos ofrece cuatro historias en un escenario pequeño. Es como si se estuviera viendo una obra de teatro, ya que comienza con un narrador que habla de cara al espectador. Aquí es donde hace su intervención Justin Timberlake, quien será el encargado de introducir al espectador en la historia y narrarle ciertos momentos.
La llegada de Carolina a la vida de su padre hará que todo su entorno cambie en un visto y no visto. Mientras que deberá rehacer su vida en Coney Island, Carolina también tendrá que enfrentarse a su nueva vida familiar. No le será nada fácil vivir con la mujer con la que está su padre. Interpretada por Juno Temple, desde que entra en escena, Carolina es el principal personaje a tener en cuenta en esta intrincada y particular historia.
Por otro lado Kate Winslet vuelve a dejar una buena actuación, en esta ocasión como Ginny, la esposa de Humpty. Su personaje pasa por varias crisis, y no sabe hacia qué camino llevar su vida. Desea muchas cosas pero no obtiene el resultado que ella quiere. Esto la llevará a complicar más su relación amorosa formal y también en parte familiar.
Jim Belushi, al cual hacía tiempo no se le veía en la gran pantalla, sin entrar a comentar su estado actual, hay que decir que como actor sigue dando la talla. Y con el papel de Humpty no se queda atrás, ya que se ve un padre muy preocupado por hacer todo lo posible por salir adelante y solventar todos los problemas de su familia.
Como se ha comentado antes, la película es como si se asistiera a una obra de teatro y se viera muy de cerca. Los predominantes primeros y terceros planos hacen que la acción vaya tomando diferentes carices. Es más, la cámara se dedica más a perseguir a los personajes con esos tipos de planos. Eso sin contar las veces que el narrador habla al espectador.
La película tiene un ritmo que hace que sea llevadera, en el sentido de que durante los 100 minutos que dura, el público se quedará a la espera de que acabe sin aburrirse. Para ello, el hilo conductor de la historia y su genial banda sonora, aunque no muy variable, de la época de los 50 son dos elementos fundamentales.
En cierta medida, he de decir que me estaba recordando más a una película de Wes Anderson que a una de Woody Allen. Esto es por la característica "prisa" que parecen tener los personajes, donde casi no paran a meditar. A pesar de que el director haya puesto mucho empeño en este proyecto, ni de lejos es una de sus mejores películas y quizás no entre dentro de las más destacables. Es disfrutable y es entretenida, pero parece que se queda a medio camino de su verdadera intención. Yo sentí estar viendo una película a la que le faltaban cosas, ya no detalles característicos de Allen, pero sí para que me convenciera más.
La realización de los fondos, los vestuarios y el tratado de las imágenes, para hacer que el espectador se sumerja en aquella década, son fascinantes y brillan por sí solos. Pero por mi parte parece que le falta algo más de alma, algo que diga "otra genialidad de Woody Allen". A pesar de ello, es una película que se puede ver en cualquier momento sin ningún reparo, ya que como digo es entretenida y amena. Así pues, le voy a otorgar 3 fotogramas, porque quizás sería una de esas películas que tendría en mi colección pero no para verla una segunda temprana vez.
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