: Tengo tu número.
: Sophie Kinsella.
: DeBolsillo.
"Poppy Wyatt no se lo cree. ¡Es la mujer más afortunada del mundo! Pero justo está a punto de casarse con el maravilloso Magnus Tavish, su final feliz empieza a desmoronarse. No solamente ha perdido su valioso anillo de compromiso durante un simulacro de incendio en un hotel, sino que también le han robado el móvil. Aturdida, desesperada, mira a su alrededor y ve un teléfono tirado en una papelera. «¡Perfecto, para mí! -piensa-. Ahora podré dejarles un número a los del hotel.» Bueno, casi perfecto, porque el propietario del teléfono quiere recuperarlo y no le hace ninguna gracia que Poppy se meta en su vida personal. Lo que sigue es una historia de enredos tan ingeniosos como inesperados mientras Poppy y Sam se entrometen el uno en la vida del otro a través de sus mensajes y correos. Poppy no confiesa a su prometido que ha perdido el anillo, los preparativos de la boda siguen adelante, pero todavía le espera la sorpresa más grande de su vida."
He de admitir que me he leído la gran mayoría de los libros de Sophie Kinsella, pero eso no me convierte en una fan de sus historias. Me gusta Kinsella porque la considero una autora
de transición, de esas que son necesarias para leer algo ameno después de una lectura pesada, pero
Tengo tu número me desencantó por completo.
La trama da comienzo en la despedida de soltera de
Poppy Wyatt, que se está celebrando dos semanas antes de su boda en el hotel Berrow. Poppy está metida en un buen lío, pues
ha perdido el anillo de la familia Tavish en el hotel y es de un valor incalculable. Desesperada, llamando a todas sus acompañantes de la despedida y volviendo loco a todo el hotel, trata de salir un momento para hacer otra llamada. Si de por sí para Poppy la pérdida de un anillo de esmeraldas y diamantes ya era como para querer que la tierra le tragase, alguien le arranca el móvil de las manos y se da a la fuga.
Desalentada, intenta buscar de nuevo en el hotel su anillo incluso en las papeleras. Pero en la papelera no encuentra su anillo, evidentemente, pero encuentra algo también bastante fuera de lo común: un teléfono móvil. Que además pertenece a la empresa
White Globe Consulting. Y Poppy, bajo lo que adopta como su norma: "si está en la papelera es de dominio público" se apropia de él sin mirar atrás.

Cuando empiezan a llamar a su móvil, resulta que éste pertenecía a la secretaria de uno de los directivos del White Globe Consulting,
Sam Roxton, un empresario importantísimo, guapo y, cómo no, más rico que el Tío Gilito. Sam en numerosas ocasiones intenta recuperar el teléfono, pero Poppy, sin saber muy bien cómo, le convence siempre para retener el móvil en su poder, puesto que ha dado este teléfono por si alguien logra dar con el paradero del anillo.
Con la boda a tan solo un par de semanas, y unos más que probables encuentros con los
Tavish, Poppy tratará de buscar mil artimañas para que no descubran que ha extraviado algo que ha pasado de madres a nueras durante generaciones.
Creo que al leer tantas novelas de
Sophie Kinsella me ha vuelto inmune y ya no me dicen nada. Aunque a través de Goodreads se lean comentarios, alabando la novela, del tipo "Kinsella lo ha hecho de nuevo", no les falta razón. Kinsella ha contado de nuevo la misma historia, con el mismo estereotipo de personaje principal, salvo que ha cambiado un poco el escenario y el nombre de los personajes. Por lo demás, no sabía si estaba leyendo cualquiera de sus novelas anteriores.
Hay cosas que me parecen muy irreales, y no son pocas. Una de ellas es que
Poppy accede a casarse con Magnus UN MES DESPUÉS de prometerse. Puede que tu novio sea muy guapo, muy listo (es profesor de universidad), sus padres sean académicos muy importantes en sus respectivos ámbitos y tengan una casa espectacular, blablabla... pero de
comenzar una relación seria a
prometerse para toda la vida, con alguien que ni siquiera la propia Poppy conoce demasiado bien, es meterse en un pozo del que no sabes muy bien si vas a salir.
Otra de las cosas es que me parece muy ilusorio que un
empresario tan importante (y tan guapo, y tan perfecto como siempre es el prototipo de hombre en estas novelas)
como lo es Sam le dedique tanto tiempo a Poppy cuando lo único que son capaces de mirar son su propio ombligo. Me parece muy imposible que se tome tantas molestias con ella, si es que tiene tanto trabajo. Lo más lógico que habría hecho un empresario real hubiera sido coaccionarla hasta que le devolviera el móvil de empresa, o para no molestarse tanto, llamar a la compañía indicado un robo/pérdida/whatever.
Poppy (y todas estas protagonistas) es una chica guapa, dramática como ella sola, mentirosa, incapaz de afrontar la situación y alargándola tanto como un chicle, que se te hace cada vez más pegajosa la historia. Poppy es fisioterapeuta y se siente inferior a los Tavish porque siempre están hablando sobre cosas
extremadamente pedantes eruditas, haciendo familiares torneos de Scrabble con palabros grandilocuentes y en los que se siente frecuentemente humillada porque solo sabe poner CERDO.
Llenita de tópicos, de SMS entre Poppy y Sam, de situaciones disparatadas, de mentiras y de una trama en la que la imperfectamente perfecta protagonista SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE arregla o, en su defecto, es la clave para arreglarlo todo (
Deus ex Machina). Si te interesan las novelas donde las protagonistas se meten en
unos follones monumentales de los que no sabe muy bien cómo salir, ambientados en un país angloparlante, y cuyas protagonistas abren los ojos porque alguien le ha dicho pequeñas recomendaciones de cómo cambiar su vida para siempre, esta es tu novela.
Por ello, le otorgo 2 tinteros. Creo que mi experiencia con Kinsella se basa en que
lo mucho cansa y lo poco agrada. Así que si no soléis leerla, os gustará, pero os recomendaría otras de sus novelas anteriores, puesto que
Tengo tu número no es una historia que me haya entusiasmado demasiado.
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